Me gustaría empezar compartiendo una reflexión: “en el estado presente de la sociedad, parece necesario volver a los principios fundamentales en busca de las verdades más simples y disputar cada palmo del terreno con algunos de los prejuicios predominantes”. Esta afirmación no es mía, tiene ya más de dos siglos y corresponde a Mary Wollstonecraft en su obra Vindicación de los derechos de la mujer (1792), pero se puede aplicar igualmente al momento presente que estamos viviendo.
Mary Wollstoncraft forma parte de una larga genealogía de pensadoras feministas, y ya que estamos en el marco de la celebración del Día Internacional de las Mujeres me parece oportuno reconocer el importante papel que ha jugado el pensamiento feminista para la construcción de un proyecto de transformación social en términos de igualdad. La teoría feminista nos ha dado los instrumentos para entender el pasado y también nuestro presente, nos ha dotado de un corpus teórico construido a lo largo de varios siglos que nos da la fuerza y el empoderamiento para seguir buscando estrategias de cara al presente y al futuro. Dice Celia Amorós que “conceptualizar es politizar” y dice también que la “historia de los conceptos pone en perspectiva nuestra lucha”, una lucha llena de lugares comunes y problemas recurrentes. Necesitamos conceptos para entender cómo se reproduce la desigualdad y llevar a cabo políticas que nos permitan intervenir eficazmente en la sociedad, para llevar a cabo una transformación social en clave de igualdad.
El objetivo de estas jornadas es reflexionar desde el punto de vista teórico y de guía para la acción sobre cuáles son los problemas que tenemos que superar en el momento presente. Hemos logrado avances legislativos muy importantes: La Ley Integral contra la Violencia de Género, la Ley de Igualdad, Ley de Derechos Reproductivos, Legalidad de matrimonios entre personas del mismo sexo han permitido ir ampliando el campo de derechos y libertades para las mujeres, pero al igual que se producen avances también se puede retroceder, y así lo hemos visto en muchos momentos.
Hemos ido conquistando derechos civiles, económicos, laborales, sociales, políticos, culturales, sexuales y reproductivos, pero no podemos afirmar que gocemos de una ciudadanía plena, una ciudadanía que nos sigue siendo negada a pesar de vivir en una sociedad formalmente igualitaria.
Los datos lo demuestran:
· En el ámbito económico tanto en la vertiente de la toma de decisiones como en la distribución de la riqueza, vemos como las mujeres siguen estando subrepresentadas y como la pobreza tiene rostro de mujer, lo constatamos también en la situación de mayor precariedad de las mujeres en el mercado laboral lo que repercute en las rentas presentes y en la seguridad del futuro.
· En el ámbito personal la corresponsabilidad sigue arrojando un saldo negativo, lo demuestran las cifras de excedencias para cuidados. Sin corresponsabilidad, sin un reparto justo y equitativo de los tiempos, las oportunidades de participación seguirán estando limitadas.
· En el ámbito de los valores, el discurso formal a favor de la igualdad oculta un subtexto en el que perviven ideas, creencias y prácticas discriminatorias. No es casual que se haya reactivado la crítica al uso de un lenguaje no sexista.
· Violencia de género, la prostitución o la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual nos hacen poner en cuestión la presunción de igualdad.
· En el ámbito político quizás es donde más se ha avanzando, con una legislación que establece el principio de presencia equilibrada en las listas electorales. Pero más allá de un 60-40 (que curiosamente siempre nos toca el 40), la paridad debe ser el objetivo a alcanzar. No puede haber ciudadanía plena si en los espacios de representación las mujeres no participan como iguales.
Y quizás, precisamente por el peso de la igualdad formal se hace más difícil levantar el velo de la desigualdad. A pesar de las conquistas logradas no podemos afirmar que estén plenamente garantizadas, siempre hay riesgo de retroceso ¿o es que no se atisban en el horizonte riesgos de un ataque ideológico a las políticas de igualdad y a los derechos conquistados?. Tenemos que seguir, como decía Mary Wollstonecraft, “disputando cada palmo de terreno” si no queremos perder lo conquistado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario