Nunca os diré que sí

Al menos, no me lo digáis.
Dejadme
como se deja al loco en su utopía.
Dejadme con mi obstinación de bestia irracional
a quien la lógica no sirve.
No me digáis que no.
No digáis nada.
Ya sé, ya sé que todo
puede ser explicado.
Lo sé, pero no importa.
Lo sé, pero es inútil.
Nunca os diré que sí.
Nunca.
Simplemente, me gusta
mis trasnochado corazón,
mi tozuda locura.
Simplemente.
Me gusta ser así.
Francisca Aguirre. Los trescientos escalones. Bartleby Ediciones.
Peligroso asomarse
Desnuda
Oxidados por sueños que interrumpe
El suave ululato del mar
Desnuda
Persigo olas de luz
Que corren por la arena sembrada de cráneos blancos
Muda me cierno sobre el abismo
El recio mar helado
Pesa sobre mi cuerpo
Monstruos legendarios con bocas como pianos
Reposan en la sombra de las simas
Desnuda duermo
Joyce Mansour. Gritos, Desagarraduras y Rapaces. Ediciones Igitur.
Motocicleta
Estás, de pronto estás
y la vida transcurre junto a ti
a cientos de kilómetros por hora.
Y no sabes por qué
pero piensas que nada pasaría
si una piedra rompiese ese equilibrio.
Si la curva te engulle en sus entrañas.
Porque aquí sólo importa ese momento,
y tú y el mundo y todo
adhiriéndose a ti como se adhiere
el miedo a nuestra piel, a nuestra vida:
el asfalto a la rueda,
estático y fugaz al mismo tiempo.
Lola Mascarell. Mientras la luz.
La luna, siempre
Redonda, hinchada de frotarse contra el cielo
rasga mi piel con su delgada luz.
Cae sobre mi pelo
con la levedad de una sirena
que no se hubiera dado cuenta
que no posee piernas.
Solivianta mi sangre
me enciende de locura
me regala una piel fosforescente
y me convierte
aceite hirviendo
en fauna.
(cascos y cuernos y cabello desbocado
bajo el lúbrico soplo de lo oscuro)
Ana María Rodas
Domingo 12 de septiembre, 1937
Domingo 12 de septiembre, 1937
a las dos de la mañana: nací.
De ahí mis hábitos nocturnos
y el amor a los fines de semana.
Me clasificaron: nena? rosadito.
Boté el rosa hace mucho tiempo
y escogí el color que más me gusta,
que son todos.
Me acompañan tres hijas y dos perros:
lo que me queda de dos matrimonios.
Estudié porque no había remedio
afortunadamente lo he olvidado casi todo.
Tengo hígado, estómago, dos ovarios,
una matriz, corazón y cerebro, más accesorios
Todo funciona en orden, por lo tanto,
río, grito, insulto, lloro y hago el amor.
Y después lo cuento.
Ana María Rodas. Poemas de la izquierda erótica (1975)
Lavémonos el pelo.
Lavémonos el peloy desnudemos el cuerpo.
Yo tengo y tú también
hermana
dos pechos
y dos piernas y una vulva.
No somos criaturas
que subsisten con suspiros.
Ya no sonriamos
ya no más falsas vírgenes
Ni mártires que esperan en la cama
el salivazo ocasional del macho.
Ana María Rodas. Poemas de la izquierda erótica (1975)
An a M ar í a R od as : poes ía e rótica y la izqu i e r d a d e los p at r iar cas. Por Ju an Car los Galeano.
¡Hermosos poemas!
ResponderEliminarValientes mujeres que dejaron su legado, sus sentires...
Quiero compartir contigo un poema de Gioconda Belli, gran poetisa.
Es un poema de todas y todos, puede ser una pieza más en esta sección, si así lo deseas.
ESTOY DESEANDO
Estoy deseando explotar
como vaina de malinche
para darle mis semillas al viento
perderme por los montes
embiragándome
de aire
de flores
borracha de primavera
de amor
de deseos
haciendo nacer árboles
Vida
Desperdigándome por el mundo
en gritos de gozo
en crujidos de ramas
ser una con la tierra
en un árbol espeso.
Gioconda Belli, en : Sobre la Grama.
Gracias por compartir tantas cosas interesantes en tu blog
Gabriel Lamarthée